Publicado el 11 de setiembre de 2024
Autor: Milton Muñoz Santivañez
Hoy día las organizaciones tienen que ser ambiciosas, pero ¿qué significa eso y cómo se puede lograr sin ser irrealistas?
La ambición de las organizaciones se expresa en sus objetivos; no es tener muchos objetivos, sino pocos, pero con metas elevadas.
La meta es la cuantificación de un objetivo; es decir, si nuestro objetivo es elevar las ventas, la meta consiste en saber en cuánto: 10%, 20%, 30% o más.
En la medida que generemos una brecha más grande entre los recursos que tengamos y la meta, demostraremos ser más ambiciosos.
Ser ambicioso es necesario, porque obliga a las organizaciones a optimizar el uso del esfuerzo humano, recursos y tiempo. En la medida que la meta sea más elevada buscaremos sacarle más provecho a lo que se tiene, pero si la meta es pequeña no se genera la motivación para hacer eso.
El límite lo dan las capacidades organizacionales. Una capacidad organizacional es lo mejor que sabe hacer una organización; en las personas eso se llama habilidad.
Esto quiere decir que las organizaciones tienen que formular sus objetivos teniendo como base sus capacidades organizacionales.
Ejemplo: ¿Cómo una empresa puede plantearse duplicar sus ventas, si no tiene la capacidad de ventas?
Hoy día las organizaciones requieren ser ambiciosas para aprovechar mejor sus capacidades, pero ello requiere basarse en el factor clave que es la gente.
Para ello, primero debemos trabajar la motivación, porque si la gente no quiere no pondrá su mejor esfuerzo; segundo, potenciando sus habilidades a través del conocimiento y entrenamiento.
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